La constante lucha contra el feminicidio: Un grito Silenciado

En los últimos años, hemos sido testigos de un aumento en los casos de feminicidio en todo el mundo. Cada historia es una tragedia, un horrible sabor de boca, un terrible y doloroso recordatorio de que queda mucho camino por recorrer en nuestra busqueda por la igualdad y para eliminar la violencia contra las mujeres. Hoy, nos enfrentamos a otro lamentable caso que nos hace reflexionar y actuar.

El caso de Montserrat Juárez, una joven de 25 años, cuya vida fue arrebatada de manera brutal el pasado viernes 22 de septiembre. Fue hallada muerta en su domicilio de la colonia Anáhuac, en la localidad Miguel Hidalgo, debido a múltiples golpes y no por causas naturales. El caso ha sido muy contradictorio ya que la SSC (Secretaria de Seguridad Ciudadana) aseguró que no había signos de violencia en el cuerpo de la joven. Pero después de 2 días la Fiscalía de la Ciudad de México dio a conocer que se abrió una carpeta de investigación por feminicidio, ya que había posibles ciertas irregularidades de servidores públicos.

 


Los detalles de este suceso son desgarradores, Sean “N”, ex pareja de Montserrat Juárez, ingresó a la casa de la víctima en la madrugada y la atacó violentamente. El caso de la joven tomó importancia este 24 de septiembre, cuando se filtró un video en el que se ve a un elemento de la ssc (secretaría de seguridad ciudadana), junto con otras 2 personas, manipulando un cuerpo para bajarlo por las escaleras.


Este feminicidio no es un pequeño incidente, es una manifestación de un virus social que necesita ser tratado con urgencia. No podemos permitir que la violencia de género se normalice.No es posible que pueda existir tanto odio y que sea aceptado en nuestra sociedad.

 

Cada feminicidio es un llamado desesperado a la acción. No es posible quedarse indiferentes ante esta crisis que afecta a mujeres de todas las edades, razas y clases sociales. El feminicidio no es solo un problema de las víctimas, es un problema de todos.La sociedad, las instituciones gubernamentales y la justicia tienen una gran responsabilidad. Todo esto viene con antecedentes desde la educación y conciencia.Son armas poderosas contra el feminicidio. Es necesario educar a las generaciones en la igualdad de género y el respeto para romper con los patrones de violencia que han sido ocupados en la sociedad.

 

Cada feminicidio que ocurre es una herida en el corazón en nuestra sociedad, debemos elevar nuestras voces y trabajar juntos. La memoria de Montserrat Juárez y de todas las mujeres que han perdido la vida debido al feminicidio merece nada menos que un compromiso de crear un mundo más seguro y equitativo.


Hay que dejar de normalizar los estereotipos de género, las mujeres no deben ser juzgadas por su vestimenta, comportamiento o opiniones. Sólo así se podrá caminar libremente en las calles, o estar en lugares públicos. Vivir con miedo no debe ser la rutina, tampoco avisar dónde se está o traer armas. La responsabilidad recae en el agresor.






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