Explorando las Maravillas de Cozumel: Un Viaje Navideño Familiar inolvidable

 Explorando las Maravillas de Cozumel: Un Viaje Familiar inolvidable 

Por: Valeria Suárez Lara



Era una mañana muy fría y navideña en Xalapa, cuando mi hermosa familia se embarcó en una aventura única hacia la paradisíaca isla de Cozumel, Ubicada en las aguas cristalinas del Caribe mexicano. Este viaje había sido planeado con meticulosidad, todos los miembros con la esperanza de crear recuerdos que se mantendrían en el tiempo.


La travesía comenzó en el Aeropuerto Internacional General Heriberto Jara de Veracruz, donde la la emoción en el aire era palpable. Los niños se correteaban con sus maletas, con unos ojos llenos de asombro y expectativas. El vuelo aunque era corto, la aerolínea “Viva Aerobús” nos aviso de último momento que nuestro avión estaba demorado.


Después nos comunico que iba muy lleno, así que nuestras maletas tendrían que ser documentadas. Las caras de la familia pintaban un rostro triste pero no quitaba las ganas de ir hacia Cancun y llegar a nuestro hermoso paraíso, Cozumel. 


Al terminar la larga espera, pudimos subir al avión, el cual nos brindo vistas impresionantes de las aguas turquesas que se encuentran allí. Anunciando el edén que estaba a punto de revelarse ante nosotros.


Al aterrizar en Cancun, fuimos recibidos por una brisa suave que llevaba consigo fragancias exóticas y el sonido relajante de las olas acariciando la orilla. Al salir del aeropuerto algo se pinto mal en nuestro gran camino, teníamos que tomar un transporte hacia Playa del Carmen. 


Llegamos a la hora acordada, y la empresa “Shuttle Central” decidió no llevarnos, así que entre varios reclamos decidimos solucionar para que no afectara nuestro viaje, por lo cual pudimos conseguir un ADO. En el camino eran risas y alegrías y todo el entusiasmo corría por nuestras venas.


Arribamos a Playa del Carmen para tomar nuestro ferry hacia nuestro más deseado destino, el camino fue tan relajado, las vistas espectaculares, el agua de un color azul claro pintaba todo el mar. Al llegar, nuestra primera parada en Cozumel fue el hotel “Fiesta Americana All Inclusive”, un refugio encantador situado frente a la playa. Las habitaciones decoradas con colores vivos y detalles artesanales en sintonía con la cultura local.


La brisa marina acariciaba el ambiente mientras el sol se despide en tonos cálidos.Toda la familia toma asiento para cenar, y el aroma a especias se mezclan en el aire. La mesa, adornada con colores vibrantes, refleja la riqueza cultural de la isla.


Cada platillo, desde carnes hasta una variedad de comidas mexicanas ofrecía una explosión de sabores locales. Mientras se disfrutaba la comida, el sonido de la musica tradicional envolvía la velada, creando una experiencia culinaria que fusiona lo autentico con lo inolvidable en la encantadora Cozumel.


La mañana siguiente, nos aventuramos a explorar lo especial de Cozumel, la brisa salada acaricia nuestras caras mientras llegamos a la orilla del mar de Cozumel, anticipando un día lleno de alegría. Con risas y entusiasmo, la familia se sumerge en las aguas cristalinas, donde los corales danzan en un espectáculo de colores bajo la luz del sol tropical.

Las risas se mezclan con el sonido de las olas mientras explorábamos el fascinante mundo submarino, creando recuerdos que perduraran en el corazón de mi familia para siempre.


El sol comenzaba esconderse cuando nos reunimos junto a la piscina para una tarde inolvidable. Risas resonaban, los niños pequeños chapoteaban en el agua, creando ondas de alegría. Los adultos compartian historias bajo el resplandor del sol, disfrutando de la conexión familiar. La albercas se convirtió en escenario de juegos y diversión, donde el tiempo se detuvo y la felicidad flotaba en el aire. 


Al otro día el clima empezó a empeorarse, sin embargo Cozumel también ofrecía momentos de serenidad y relajación, sus playas invitaban a largos paseos al atardecer, mientras eso se sumerge en el horizonte. Las hamacas estratégicamente ubicadas de convirtieron en nuestros refugios personales, donde nos perdimos en la lectura de libros, disfrutábamos de las exóticas bebidas mientras el sonido suave de las olas, nos envolvía.


El ultimo día en ese paraíso fue un caleidoscopio de emociones. Nos reunimos en la playa para disfrutar de la vista que nos regalaba esta isla, y al anochecer nos recibieron en una cena especial estilo italiano, iluminada por velas y acompañada por música. Miramos las estrellas, agradecidos por el tiempo compartido en esta isla mágica que nos regaló no sólo momentos inolvidables, sino también un renovado sentido de conexión familiar.


El despedirnos de Cozumel, llevamos con nosotros más que recuerdos fotográficos. Habíamos sumergido nuestros sentidos en la autenticidad de la isla, esperando sus tesoros naturales y culturales. No se fue un destino de ensueño.; Fue de escenario donde dijimos nuevos capítulos en el libro de nuestra historia familiar. A medida que el avión despegaba, nos llevamos con nosotros el eco del Caribe y la promesa de regresar algún día este rincón celestial que siempre permanecerá en nuestros corazones. 






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